There have always been the rich and there have always been the poor in Spain. But never in recent years the distance between them was so great as it is now. Neither the income gap has ever been so wide. The unemployment rate has taken a hard toll on any family income. In more than 1.7 million Spanish families, according to the latest Labour Force Survey, all members are unemployed. Furthermore, only 67% of those registered in employment offices are receiving State aid or provisions. As a result, Spain is the second most unequal country in the European Union after Latvia, and the member of the Organization for Economic Cooperation and Development (OECD) in which inequality has grown the most in the last year.
According to a recent report by NGO Oxfam Intermón (Iguales. Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas – “Equal. Stop the extreme inequality. It is time to change the rules”), 1% of the richest people in Spain possess as much as 70% of the possessions of all citizens together, and three single individuals have accumulated a wealth which is more than double the wealth of the poorest 20% of the population. Moreover, in the last year, the 20 richest people in this country increased their fortune up to 15,450 million dollars (over 12,000 million Euro), i.e. more than US$ 1.7 million per hour or US$ 30,000 per minute. Hence, they now own as much as the poorest 30% of the total population (nearly 14 million people). Overall, the 20 largest fortunes in Spain in March this year can be estimated at US$ 115,400 million (90,000 million Euro).
The document also emphasizes that the two main engines that have fuelled the increase in terms of inequality are market fundamentalism and the capture of political power by the elites, which create laws tailored to the interests of a few.
In this situation, the abovementioned NGO claims to the competent authorities for the implementation of initiatives to achieve a fairer tax system, so that multinationals are obliged to pay taxes where they have their economic activity, as well as to put an end to tax havens, which are used by big companies and big capital owners to evade taxes and encourage corruption, and this is happening in Spain, as anyone can clearly see.
Among other solutions to reduce inequality, the Oxfam branch in Spain claims a fair and progressive tax reform, a reduction of the wage gap between men and women, as well as investments in public policies to ensure equal opportunities. In fact, the current Spanish legislation perpetuates an unfair tax system in which large companies pay less and less, SMEs pay too much and the families are paying more than everyone else.
Reduced budgets in the areas of health and education as well as the virtual disappearance of certain items in the general State budget for next year – related to dependence, immigration, and social integration – are evidence to the fact that there is no political will to fight inequality and favour those most affected by the current crisis.
In Spain the wealth gap has always exceeded the average gap in the other Eurozone countries, at least since the Eurostat statistics have begun to be used, in 1995. But it was stable until the crisis struck virulently and the gap began to grow, five years ago.
The so-called Gini coefficient, which measures the domestic income differences, is a clear example of that change. If statistics show a zero, it means that there is perfect equality in that country. A 100 score means absolute inequality. Spain pulled out a 34 score in 2011. The highest level since such data have been recorded. So far only 16 countries have provided their data for Gini statistical records for the Year 2011. But among those who provided them, only Latvia (35.2) beats Spain.
Increased social divide is a global phenomenon on which the OECD launched an alarm late last year. The gap between rich and poor was in 2008 (latest data analyzed) at the highest level in the last 30 years. This is mainly due to the increasing wage gap because since the mid-90s, corrective policies in the areas of taxation and social services have lost power in terms of wealth redistribution.
Siempre ha habido ricos y siempre ha habido pobres en España. Pero nunca en los últimos años la distancia entre unos y otros fue tan grande. Ni tampoco la diferencia de ingresos fue tan amplia. La tasa de paro ha hecho mella en los ingresos de las familias. Más de 1,7 millones de hogares españoles, según la última Encuesta de Población Activa, tiene a todos sus miembros desocupados. Además, sólo el 67% de los registrados en las oficinas de empleo reciben alguna ayuda o prestación del Estado. Como resultado, España es el segundo país más desigual de la Unión Europea después de Letonia y el miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que más ha crecido la desigualdad en el último año.
Según un informe reciente de Oxfam Intermón (Iguales. Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas), el1% de los más ricos de España tienen tanto como el 70% de los ciudadanosy tan solotres individuos acumulan una riqueza que duplica con creces la del 20% más pobre de la población. Además, en el último año, las 20 personas más ricas de este país incrementaron su fortuna en 15.450 millones de dólares (más de 12.000 millones de euros), lo que supone más de 1,7 millones de dólares por hora o 30.000 dólares por minuto. Así, poseen en la actualidad tanto como el 30% más pobre de la población (casi 14 millones de personas). En su conjunto, las 20 mayores fortunas de España acumulaban en marzo de este año una riqueza de 115.400 millones de dólares (más de 90.000 millones de euros).
El documento apunta también que los dos motores principales que han alimentado el incremento de la desigualdad son el fundamentalismo del mercado y la captura del poder político por las élites, que generan leyes hechas a la medida de los intereses de unos pocos.
Ante esta situación, la ONG reclama a las autoridades competentes la puesta en marcha de iniciativas para conseguir un sistema fiscal justo con el fin de que las multinacionales paguen impuestos donde tienen actividad económica y acabar con los paraísos fiscales, que son utilizados para evadir impuestos por las grandes empresas y las grandes fortunas y fomentan la corrupción como se está viendo en España.
Entre otras soluciones para reducir la desigualdad, la filial de Oxfam en España reivindica una reforma fiscal justa y progresiva, la reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres y la inversión en políticas públicas para garantizar la igualdad de oportunidades. Y es que, la actual normativa española perpetúa un sistema fiscal injusto en el que las grandes empresas pagan cada vez menos, las pymes pagan mucho y las familias son las que más pagan.
La reducción de los presupuestos en sanidad o educación y la práctica desaparición de algunas partidas en las cuentas del Estado para el próximo año relacionadas con la dependencia, la inmigración o la inserción social son la garantía de que no hay una voluntad política para combatir la desigualdad y favorecer a las personas más afectadas por la crisis.
En España la brecha económica ha superado siempre la media de los socios de la eurozona, al menos desde que arrancan las series estadísticas de Eurostat, en 1995. Pero se mantenía estable. Hasta que la crisis atacó con virulencia y la brecha comenzó a crecer hace cinco años.
El llamado coeficiente Gini, que mide la diferencia de ingresos de un país, es una clara muestra de ese cambio. Si la estadística arrojara un cero, significaría que en ese país hay una igualdad perfecta. El 100 sería la desigualdad más absoluta. España sacó en 2011 un 34. El nivel más alto desde que hay registros.
De momento solo 16 países han facilitado sus datos para la estadística Gini de 2011. Pero de entre los que lo han hecho, sólo uno supera a España: Letonia, con un 35,2. El aumento de la brecha social es un fenómeno global sobre el que la OCDE encendió las alarmas a finales del año pasado. La distancia entre ricos y pobres se encontraba en 2008 (últimos datos analizados) en el nivel más alto de los últimos 30 años. Esto es debido sobre todo a la cada vez mayor diferencia salarial y a que, desde mediados de los 90, las políticas correctoras como los impuestos y los servicios sociales han perdido poder de redistribución de riqueza.
Disuguaglianza sociale in Spagna
Ci sono sempre stati ricchi e ci sono sempre stati poveri in Spagna. Però mai come in questi ultimi anni la distanza tra loro è stata così grande. Neanche il divario in termini di reddito è mai stato così ampio. Il tasso di disoccupazione ha mietuto un alto tributo sui redditi familiari. In più di 1,7 milioni di famiglie spagnole, secondo l’ultima inchiesta sulla forza lavoro attiva, tutti i membri sono disoccupati. Inoltre, solo il 67% degli iscritti agli uffici di collocamento riceve prestazioni o sussidi dallo Stato. Di conseguenza, la Spagna è il secondo paese per livello di disuguaglianza nell’Unione europea dopo la Lettonia, ed è il membro dell’Organizzazione per la cooperazione e lo sviluppo economico (OCSE) in cui la disuguaglianza è maggiormente cresciuta nell’ultimo anno.
Secondo un recente rapporto dell’ong Oxfam Intermón (Iguales. Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas – “Uguali. Basta con la disuguaglianza estrema. È ora di cambiare le regole”), l’1% dei cittadini più ricchi della Spagna possiede una quantità di beni pari a quelli posseduti dal 70% di tutti i cittadini, e tre singole persone hanno accumulato una ricchezza pari al doppio di quella del 20% più povero della popolazione. Inoltre, nell’ultimo anno, le 20 persone più ricche del Paese hanno incrementato la loro fortuna arrivando a 15.450 milioni di dollari (oltre 12.000 milioni di euro), il che equivale a più di 1,7 milioni di dollari all’ora o 30.000 dollari al minuto. Quindi costoro possiedono ora tanto quanto il 30% più povero della popolazione (quasi 14 milioni di persone). Nel complesso, le 20 più grandi fortune accumulate in Spagna a marzo scorso potevano contare su un patrimonio di 115.400 milioni di dollari (oltre 90.000 milioni di euro).
Il documento sottolinea inoltre che i due motori principali che hanno alimentato l’aumento della disuguaglianza sono il fondamentalismo del mercato e la conquista del potere politico da parte delle élite, che creano leggi su misura a beneficio degli interessi di pochi.
Davanti a questa situazione, la citata ong esige dalle autorità competenti l’attuazione di iniziative volte a realizzare un sistema fiscale più equo, affinché le multinazionali paghino le tasse nel luogo dove svolgono la loro attività economica, e per porre fine ai paradisi fiscali, che vengono utilizzati dalle grandi imprese e dai grandi detentori di capitale per evadere le tasse e incoraggiare la corruzione, come possiamo vedere nel caso della Spagna.
Fra le altre soluzioni per ridurre la disuguaglianza, la filiale di Oxfam in Spagna rivendica una riforma fiscale equa e progressiva, la riduzione del divario salariale tra uomini e donne e investimenti nelle politiche pubbliche per garantire pari opportunità. Infatti, l’attuale legislazione spagnola perpetua un sistema fiscale iniquo in cui le grandi aziende pagano sempre meno, le PMI pagano troppo e le famiglie sono quelle che pagano più di tutti.
La riduzione del budget nei settori della sanità e dell’istruzione e la virtuale scomparsa di alcune voci del bilancio dello Stato per il prossimo anno, che vanno messi in relazione alla dipendenza, all’immigrazione e all’integrazione sociale, confermano l’assenza di una volontà politica di combattere la disuguaglianza e favorire i soggetti più colpiti dalla crisi.
In Spagna il divario economico ha sempre superato la media degli altri Paesi dell’eurozona, almeno da quando sono iniziate le serie statistiche dell’Eurostat, nel 1995. Tuttavia, si era mantenuto stabile fino a quando la crisi si è fatta sentire in modo virulento e il divario ha cominciato a crescere, cinque anni fa.
Il cosiddetto coefficiente di Gini, che misura le differenze in termini di reddito in un Paese, costituisce un chiaro esempio di questo cambiamento. Se le statistiche indicassero uno zero, significherebbe che c’è una perfetta uguaglianza in quel Paese. Un 100 indicherebbe una disuguaglianza assoluta. Il punteggio della Spagna era 34 nel 2011. Il livello più alto da quando è iniziato questo monitoraggio statistico. Finora solo 16 Paesi hanno fornito i propri dati statistici per calcolare il coefficiente di Gini per il 2011 e, tra questi, soltanto la Lettonia (35,2) supera la Spagna.
L’aumento del divario sociale è un fenomeno globale sul quale l’OCSE ha lanciato l’allarme alla fine dell’anno scorso. Il divario tra ricchi e poveri nel 2008 (ultimi dati analizzati) era al livello più alto riscontrato negli ultimi 30 anni. Ciò è dovuto principalmente al crescente divario salariale e al fatto che, a partire dalla metà degli anni ’90, le politiche correttive, in materia fiscale e di servizi sociali, hanno perso potere in termini di ridistribuzione della ricchezza.
Iván de Vargas
periodista (España)
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